martes, 10 de julio de 2018

lunes, 2 de julio de 2018

ABISAL

Ya está  en preventa en Amazon mi nueva novela, "ABISAL". A continuación os dejo la sinopsis y el primer capítulo. Estará disponible, tanto en digital como en papel, a partir del día 3 de julio. 




Fecha de publicación en digital             
y papel 3 julio de 2018.

A continuación podrás leer la 

sinopsis y el primer capítulo del libro.

Longitud el libro: 539 páginas

Link universal a Amazon:



SINOPSIS


 «... sólo un cinco por ciento de los fondos oceánicos ha sido explorado, el resto es un misterio tan impenetrable como el mismo cosmos»

Situada en mitad del océano Atlántico, a más de dos mil metros de profundidad, Utopía es el primer hábitat humano submarino del mundo. Cuando NeWorld —la corporación que financia las investigaciones de alto secreto que allí se llevan a cabo— pierde contacto con ella, saltan todas las alarmas. Convencido de la existencia de un fallo en el avanzado sistema de inteligencia artificial que controla el complejo, su director, Marc Clayton, decidirá enviar a un grupo de expertos para repararlo. Los elegidos serán: Rick Blaine, ingeniero de estructuras; Natsuki Kuriyama, doctora en informática avanzada; y Víctor Miranda, antiguo teniente de la marina española y piloto del batiscafo que los bajará hasta el abismo. 
Cuando el equipo comprende que "algo" muy extraño y peligroso sucede en las instalaciones, ya será́ tarde para escapar. 
Incomunicados en las profundidades abisales, sin posibilidad de huir y rodeados por toneladas de presión, el pequeño grupo deberá́ iniciar una carrera contrarreloj para descifrar el aterrador enigma que amenaza Utopía, conscientes de que mucho más que su supervivencia depende de ello.

PRIMER CAPÍTULO



Un sonido electrónico hizo vibrar el suelo durante unos segundos.
Los focos exteriores de la estación subacuática se encendieron horadando la oscuridad. El paisaje que se dibujó era fantasmagórico, de un color ceniciento, con ausencia de vegetación, tan yermo como una llanura apocalíptica. La luz convirtió el zooplancton en diminutos copos de nieve mecidos por una tormenta raquítica. El espectáculo era hipnótico. Un pez de cuerpo alargado, casi trasparente y de grandes mandíbulas dentadas, zigzagueó indiferente frente a la pequeña ventana de acrílico óptico, y luego desapareció engullido por la espesa y tenebrosa inmensidad del océano. 
Unos pasos apresurados resonaron contra las paredes metálicas del largo corredor curvo, iluminado por unos puntos de luz a ras del suelo. Un hombre corría con desesperación. Cada vez que pasaba delante de una de las ventanas, su bata blanca refulgía gracias a la claridad proveniente del exterior. Era menudo, con un cuerpecillo casi infantil, amplias entradas y un pelo ralo que le caía sobre los hombros. Jadeando, sin dejar de mirar atrás, el hombre fue bajando el ritmo de su carrera hasta detenerse completamente exhausto. Con la respiración entrecortada, tragando saliva con dificultad y empapado en sudor, se apoyó en la pared de acero reforzado y miró a través de la ventanilla circular de veinte centímetros de espesor. El frío del océano se transmitió a su frente y se sintió reconfortado. Se ajustó las pesadas gafas de concha y aguzó el oído.
Nada, silencio.
Permaneció un par de minutos recuperando el aliento, sin dejar de observar el exterior, absorto en aquel horizonte acuático. Cuando se sintió con fuerzas, separó la cara del plástico helado y miró hacia la penumbra amenazadora que dominaba el corredor. Contuvo el aliento y volvió a escuchar con suma atención, la vida le iba en ello.
Nada, silencio.
Por fin se atrevió a reanudar la marcha. A lo largo del pasillo de sección circular se abrían pequeñas ventanas cada cinco metros, iguales a la que se había asomado. No se entretuvo más. No volvió a mirar al exterior. Hizo un rápido cálculo mental y determinó que le quedaba poco para llegar al Nodo Sur. Desde allí tomaría el Pasillo Sur y éste lo llevaría hasta el Soma, el centro de la estación. Pronto estaría a salvo. Trató de mantener la calma. No lo consiguió. Las manos le temblaban cuando llegó a la puerta que unía el pasillo con el Nodo Sur. Era gruesa y grande, y con código de apertura. Tecleó en el panel digital esperando escuchar el sonido hidráulico que la abría, pero éste no se produjo. Volvió a hacerlo. En el panel apareció un mensaje en letras rojas.

CÓDIGO ERRÓNEO.

Probó dos veces más, tres, cuatro...
—¿Qué demonios pasa, Susi?
Gritó con desesperación, mirando al techo.
—¡Susi, te estoy hablando!
«Perdón. ¿Es usted el doctor Melek?».
Respondió por fin una voz de mujer.
—Sí. Quiero acceder al Nodo Sur y la puerta no se abre.
La voz femenina volvió a resonar contra las paredes, parecía provenir de todos lados.
«Ahora lo veo. Está sudando a pesar de que la temperatura es de 22º. Y percibo en su voz un cierto tono de nerviosismo. ¿Se encuentra bien?».
—Perfectamente —contestó, con la vista fija en la cámara situada en una esquina del techo—. Sólo quiero abrir esta maldita puerta.
«Entiendo. Déjeme comprobar algo».
Y al instante continuó.
«Me temo que el código de apertura se ha cambiado hace cinco minutos. Usted está usando uno obsoleto. Tendrá que conseguir el nuevo introduciendo su clave personal en el panel».
—¿No puedes abrirme tú?
«Ya sabe que no, doctor Melek, hay que seguir el protocolo».
—¡Maldita sea!
Cada vez más alterado, el hombre se dirigió de nuevo al panel y, con dedos trémulos, comenzó a teclear.
La secuencia de números y letras era muy larga, y se equivocó varias veces. Finalmente, consiguió entrar en el menú principal para solicitar el nuevo código. El procedimiento era minucioso y lleno de pasos, y los nervios no ayudaban.
Un ruido a su espalda lo hizo volverse como un rayo: la puerta al final del pasillo que acababa de recorrer, se abría. Con auténtica desesperación regresó la vista al panel y leyó:

SU NUEVO CÓDIGO SE ESTÁ GENERANDO.
NO SE RETIRE.
EL PROCESO DURARÁ UNOS SEGUNDOS.
Se escucharon unos pasos. No eran rápidos, indicaban un andar pausado. El doctor Melek se volvió de nuevo y lo vio. Aún no había llegado a la altura donde se ubicaba ninguna ventana y estaba sumido en las sombras; sin embargo, no le hizo falta distinguir su rostro para saber de quién se trataba. El hombre que se acercaba también vestía bata blanca, aunque con múltiples salpicaduras, y llevaba algo en la mano derecha. Paralizado por el terror, el doctor Melek continuó con la mirada clavada en él hasta que llegó al ventanuco circular y la luz proveniente de los focos exteriores lo iluminó; entonces no tuvo ninguna duda: las salpicaduras eran de sangre y lo que colgaba de su mano era una enorme hacha.
Un pitido hizo que se volviera hacia la pantalla digital. Unas letras verdes parpadeaban.

SU CÓDIGO VA A GENERARSE.

—¡Vamos, vamos! —musitó, aferrado al panel.

RECUERDE QUE SI INTRODUCE ERRÓNEAMENTE EL CÓDIGO TRES VECES, DEBERÁ REPETIR EL PROTOCOLO PARA SOLICITAR UNO NUEVO.

—¡Sí, joder! ¡Lo sé! ¡Lo sé!

SU NUEVO CÓDIGO ES EL SIGUIENTE.
TOME NOTA.
AF36GK

—AF36GK —repitió, memorizando.
Los pasos detrás de él continuaban con la misma cadencia: pausados pero constantes. Ya lo tenía encima.
—A —repetía mientras tecleaba—, F, 3, 6...
No pudo pulsar la G.
Un golpe terrible de hacha le seccionó la mano derecha a la altura de la muñeca antes de rebotar en el lateral de la pantalla digital.
¡Agrrrr! —gritó el doctor Melek, absorto en el chorro de sangre arterial que salía de la herida como un surtidor.
—Nuestro fluido vital —oyó decir al hombre, señalando el charco rojo y brillante que se iba formando en el suelo.
—¡Está loco! —farfulló el doctor, agarrándose el muñón.
—¿Loco? Tiene gracia que digas eso. ¿Adónde vas?
Trastabillando, dejando un reguero de sangre a medida que se alejaba, el doctor caminó por el pasillo. El hombre lo observó hasta que lo vio detenerse frente a una de las pequeñas ventanas.
—Ah, entiendo, un ataque de nostalgia. Puedes echar un vistazo fuera, no tengo prisa.
El doctor Melek habló sin girarse, absorto en el océano profundo.
—Será inútil.
—No lo será. Os mataré a todos —respondió el hombre, endureciendo el tono.
Las fuerzas le fallaron, y el doctor terminó hincado de rodillas junto a la pared de acero. El hombre se acercó y lo miró como si lo viera por primera vez en su vida, aunque llevaban trabajando juntos más de un año.
—Será rápido. Sentirás algo parecido a un destello luminoso. Luego, nada. Al menos eso dicen.
Levantó el hacha con ambas manos y calculó la trayectoria.
—¡Espere, no lo haga! —suplicó el doctor, con los ojos encharcados en lágrimas.
—Buen intento —dijo el hombre, socarrón, antes de descargar un terrible golpe que consiguió que la pesada hoja de acero se chavara profundamente en su cabeza, produciendo un ruido seco y definitivo.
De inmediato, un coro de gritos lejanos y lastimeros resonó contra las paredes de acero durante unos segundos para luego extinguirse.
Con decisión —después de mover la cabeza de un lado a otro, haciendo crujir las vértebras cervicales igual que haría un púgil antes de afrontar un nuevo round—, el hombre arrancó el hacha incrustada en la cabeza del doctor Melek y se marchó por donde había venido.


martes, 24 de abril de 2018


"¡¡PROMOCIÓN KINDLE FLASH!!

Sólo hoy, día 24, "Expedición Atticus" por 0,89€

Siglo III D.C. Una antigua mina de oro romana oculta un terrible secreto. Dos mil años después un grupo de exploradores, en busca de una reliquia milenaria, encontrarán lo inesperado.

"Viaja al exótico y convulso Egipto sin moverte del sillón de tu casa, y vive una aventura entre el pasado, el presente y el futuro, que te llevará al límite"

A la venta en Amazon:     rxe.me/ORHLJ2 

SINOPSIS
Víctor Costa, un viejo arqueólogo español, lleva parte de su vida buscando una famosa reliquia cristiana, sin éxito. Cuando siente perdida la esperanza de encontrarla se cruza en su camino un magnate norteamericano, Dawson Fox, dueño de una gran corporación armamentística y tecnológica.
Él, respaldado por un antiguo informe escrito por un centurión romano, cree tener la información exacta de dónde se encuentra, y le propone organizar y financiar una expedición para buscarla. A ella se unirán finalmente: Sarah, doctora e hija de Víctor; Ray Bayona, un espeleólogo en horas bajas, y antigua pareja de esta; las mellizas Annika y Grete, exmilitares alemanas y escolta personal del enigmático Dawson; y Peter Li, un científico chino-americano, experto en física e informática. Las pistas les llevarán hasta las exóticas y convulsas tierras de Egipto, a las montañas nubias cerca del Mar Rojo, hasta una antigua mina de oro romana sepultada en el olvido y envuelta en una extraña leyenda de muertes y desapariciones.
"Expedición Atticus" es una novela de aventuras, llena de acción, viajes y misterio; donde los enigmas rondan cada página, algunos personajes ocultan oscuros secretos, y nada es lo que parece. Esta es una obra de ficción gestada con el sencillo y a la vez complicado objetivo de entretener.
Querido lector, ¿estás dispuesto a vivir la experiencia que te aguarda tras las páginas de "Expedición Atticus"?